La urbanización del espacio es una realidad que avanza de forma imparable. Al menos en algunos lugares. Cada vez, más rincones del planeta sucumben a este proceso. Esto, en muchos casos, es lógico, si tenemos en cuenta factores como el aumento de la población o el crecimiento de las ciudades. Pero, a pesar de que muchas veces supone una respuesta a una necesidad, en ocasiones también puede generar problemas, en especial de carácter medioambiental. Para minimizar estos problemas, se han desarrollado interesantes proyectos.
Uno de ellos es este desarrollado por los arquitectos españoles Andrés Jaque, de Office for Political Innovation, y Miguel Mesa del Castillo, que han construido una casa consciente del clima que restaura la ecología tolerante a la sequía de un sitio en las afueras de Murcia.
«Desde la década de 1980, grandes extensiones de suelo en la antigua comarca rural de Molina de Segura han sido explotadas para crear suburbios. El resultado de esta explotación es el aplanamiento de las topografías del territorio y la destrucción de su sistema territorial de ramblas», explican en la página web de Office for Political Innovation.
La característica principal de Rambla Climate-House es que funciona como dispositivo climático y ecológico. Lo primero que destaca es que se levanta sobre pilotes en un paisaje salvaje, diseñado para preservar la humedad del suelo del sitio y rejuvenecer su biodiversidad.
Trabajando con la experta en suelos María Martínez Mena y los ecólogos Paz Parrondo Celdrán y Rubén Vives, los arquitectos desarrollaron un diseño que utiliza enfoques de alta y baja tecnología para revertir el daño de la urbanización. Además de elevar la Rambla Climate-House desde el suelo, el equipo agregó un sistema de riego inteligente y ecológico. Este sistema utiliza aguas residuales para lograr un nivel adecuado de humedad del suelo, según los datos de los sensores y los informes meteorológicos.
Los barrancos en Rambla Climate-House se crearon artificialmente utilizando tierra excavada para crear la única área plana en toda la propiedad: una cochera en la entrada. En el espacio de un año, las ramblas se han convertido en el hogar de palmeras, higueras y lentiscos, plantas y hierbas, y diversas especies de animales, aves e insectos.
La arquitectura de la casa fue diseñada para aprovechar el entorno paisajístico inusual y mantener bajos los costes. Las paredes exteriores están todas revestidas de acero galvanizado, excepto las que dan al jardín biodiverso, que están formadas por cristales de piso a techo. Más allá de la fachada acristalada, un balcón de mármol proporciona una zona de asientos con refrigeración pasiva, mientras que un serpentín solar proporciona a la casa una fuente de agua caliente de bajo consumo.
En el interior, las habitaciones están dispuestas en secuencia para que el jardín sea visible desde todas partes. Los espacios habitables se encuentran en un extremo del edificio, mientras que en el otro extremo se pueden encontrar tres dormitorios. Un llamativo tono verde manzana colorea tanto las paredes interiores como la parte inferior del techo, a juego con las plantas visibles en el exterior.